Crash and Burn.

Una tranquila y expresiva pieza comenzó a invadir el lugar de forma gradual. Llevada por la suavidad del si bemol menor en la mano derecha y la constante presencia de la mano izquierda lograba infundirte justamente la intención de lo que estaba pasando.
Pasó la mano por su frente dejando que las gotas de sudor se desvanecieran de ella, llevaba trabajando ya mas 2 días seguidos.
Suspiró de alivio al alejarse un poco y poder contemplar su obra; una escultural figura femenina se posaba ante su mirada, con cada detalle bien cuidado, ese rostro enmarcado finamente por su mandíbula, esas manos tan delicadas, grandes, hermosas; la mirada profunda y aun siendo de fina roca, parecía que resplandecía en vida. Esa cabellera aun en tonalidades mármol que caía sobre su espalda desnuda, y esa tímida y calida sonrisa que apenas se asomaba.
Con toda la delicadeza del mundo se acercó a ella, recorriendo cada uno de sus detalles con la punta de los dedos, como si acariciándolos se fueran a convertir en reales.
Rozó sus finos labios, sus delicadas orejas, recorrió su espalda para posarse finalmente en ese huesito que le encantaba de su cintura.
Sonrió complacida amando cada detalle de su perfección imperfecta, inanimada.
Se apresuró a limpiar sus manos de los restos que aún quedaban de mármol.
Mientras tomaba el pincel empapado en tinta negra, aún podía escuchar como de fondo las frases del Nocturno no. 9 de Chopin la entusiasmaba a acercarse mas, a volver cada detalle de su obra, mas perfecto, mas armonioso, mas lo que ella deseaba.
Delicadamente posó la punta del pincel entre ambos omoplatos, donde la hendidura que se formaba resultaba el refugio perfecto para cualquier pena.
Dejó que la pintura corriera y escurriera por su espalda al compás de cada una de las notas sobre la escala de fa.
Las letras una a una se iban dibujando en la superficie de su cuerpo, marcando con mas detalle cada rincón, cada movimiento inerte de esta. Y aumentando la intensidad de la melodía que sonaba de fondo conforme a las palabras que esta iba impregnando.
Una vez terminado, sonrió al ver que ella lentamente iba cobrando vida. Sin siquiera moverse su mirada ya poseía cierta luz, sus brazos sin flexibilidad parecían respirar poesía. Daba la ilusión de que cada uno de sus cabellos, se ondulaban con el recitar de ese movimiento en re bemol mayor.
Se alejo un momento dejándola descansar, viendo como cada una de sus palabras impresas se iban grabando mas y mas en su piel. Las frases de Pizarnik resonaban en su cabeza melodiosamente a ritmo de la entrada de otro Opus de Chopin.
Lentamente se alejó satisfecha contemplando cada detalle de su obra, rasgos tan finos, sonrisa calida, mirada alegre, y ese trazado de versos de una de su escritora favorita eran lo que la volvía completamente perfecta.
Con una mirada de admiración, casi amor, logro despegarse unos cuantos metros, la recorrió entera una ultima vez mientras de sus labios se deslizaba un ligero “Demasiado perfecta” a un volumen casi inaudible.
Volteo la cara indignada, estirando su mano derecha hasta alcanzar el hombro de la estatua. Con la fuerza de su indiferencia la empujo al vació viéndola caer sobre el piso de madera rompiéndose en mil pedazos.
Observó los pedazos sin expresión alguna, sonrió y dio media vuelta para salir del taller.
 
Comentarios
Me encanto hermana.
Fuiste, eres y serás MUY GRANDE!!!
TE qUIERO!! <3